Estamos en la era de las marcas con conciencia social.
Los consumidores están sensibilizados con todo lo que tiene que ver en hacer un mundo mejor, en crear un entorno sostenible y en temas de sensibilidad medioambiental. Por este motivo, las marcas que quieran tener visibilidad y reputación deben implicarse y comprometerse con estos ideales.
Las empresas con valores deben ser respetuosas con su entorno, deben valorar sus trabajadores, tienen que devolver una parte de sus beneficios a la comunidad.
A continuación citaremos algunas de las premisas en las que se deben posicionar las empresas responsables que quieran trabajar la RSC (Responsabilidad Social Corporativa):
1.Fomentar las políticas de consumo responsable y sostenibilidad:
- Reducir o eliminar los plásticos
- Gestión de residuos y su reciclaje
2. Implementar prácticas de gestión medioambiental:
- Reducción de la huella de CO2, consumo productos KM0
- Utilizar energías renovables
- Fomentar prácticas para el correcto consumo de agua.
3. Compromiso con el bienestar de los trabajadores
- Formación de los trabajadores
- Estado óptimo de las instalaciones donde se trabaja y de las salas de descanso.
- Conciliación familiar
- Teletrabajo, posibilidad de trabajar desde casa
4. Cooperación, ayudar, esponsorizar o hacer políticas de mecenazgo
- Fomentar actividades cultural o deportivas
- Colaborar con asociaciones locales
- Cooperar con la investigación de enfermedades.
- Ayudar al mantenimiento o crear nuevas instalaciones en las poblaciones donde la marca está instalada.
5. Alinear y trabajar con causas justas, y desarrollar sensibilidad con comunidades minoritarias
- Herramientas para prevenir y erradicar el acoso en el trabajo
- Plan de equidad de género, diversidad y comunicación no sexista.
- Lucha contra el racismo y la xenofobia.
- Normalidad con el colectivo LGBT
En este marco las empresas deben ver la responsabilidad corporativa como una oportunidad de crecimiento, para conectar con su entorno, con su cliente y así posicionarse en su sector.
Sin embargo, las empresas no han de entender la RSC como una estrategia comercial para aumentar popularidad y de rebote venderse transmitiendo mensajes comerciales, haciendo publicidad, o llenando su web con contenidos sociales, medioambientales o sostenibles que luego no son reales. Para que funcione el compromiso debe ser genuino. Caer en el green-washing (ecopostureo), término que se utiliza para definir estas prácticas, es la peor de las estrategias. El consumidor lo notará, y el propio mercado acabará dando visibilidad a la mentira, lo que será negativo para la marca.
Es decir: las empresas del S. XXI deben ser coherentes, éticas y comprometidas.
Las empresas deben escoger los valores que más se adecuen a su realidad, las acciones sociales en las que tengan más interés, las causas que directa o indirectamente estén asociadas a su sector, territorio o actividad que realizan, y alinear en ellas. Una vez tengan claro los ámbitos en los que quieren trabajar, deben marcar objetivos, planificar las acciones que deben llevar a cabo y implementarlas.
En este sentido, también habría que destacar que la meta final de ser una empresa con conciencia social no sólo pasa por tener los sellos o certificaciones de calidad, sino que deben incorporar todos estos valores al ADN de la empresa, de sus trabajadores y de los productos o servicios que comercializan.
Si se consiguen interiorizar estos valores, entonces conectará con su tarjet de cliente y conseguirá empatía de sus amigos, followers, consumidores, usuarios, LOVERS … y el resto vendrá solo.