Convertir nuestra empresa del sector turístico o agroalimentario, en la referencia del destino turístico
Vivimos en un nuevo escenario, en el cual si no eres visible, no existes.
Las leyes del mercado global son las de la jungla: sólo los más fuertes sobreviven.
Así pues, en dicho contexto, si queremos que nuestra pequeña empresa tenga notoriedad, debemos asociarnos con otras empresas complementarias: sólo así podremos tener relevancia y conseguiremos ventas.
Nuestra empresa es tan solo una pequeña pieza del complejo puzzle que es el destino turístico. Si el destino no es atractivo, difícilmente sobreviremos. Y para conseguir que un destino turístico sea atractivo y que sus productos sean competitivos, se ha de trabajar de formar activa todos los agentes del territorio con una intención clara: conectar con el cliente, despertar el deseo y provocar la compra.
En el post de hoy vamos a dar los diez pasos que toda empresa ha de realizar para convertirse en una referencia del destino:
Primero: Tener un portafolio de productos y servicios con todas las experiencias que se puedan realizar y vivir en las instalaciones de la empresa (premisa indispensable)
Segundo: cómo adapto mis productos o servicios a los recursos del territorio. Es necesario analizar cuáles son los atractivos turísticos, patrimoniales y naturales de la zona, y estudiar qué puede ofrecer mi empresa que esté vinculado con esos recursos. Y si no existe me lo invento.
Tercero: alinear las estrategias de la empresa con las líneas estratégicas de las entidades más representativas del territorio. De qué manera los productos y los servicios turísticos que he creado, se pueden adaptar, potenciar, ensamblar en las estrategias de promo-comercialización del destino turístico, de la denominación de origen, de las áreas de promoción económica o de las asociaciones empresariales.
Cuarto: buscar complicidades con las administraciones y las asociaciones empresariales del territorio; todos juntos unidos por los mismos intereses.
Quinto: liderar nuevas iniciativas que vayan más allá de las propias instalaciones de la empresa. Nuestra empresa ha de participar de forma activa dinamizando acciones innovadoras: diseñando paquetes turísticos, creando eventos, planificando campañas comerciales… que nos posicionen como agentes activos del territorio.
Sexto: saber escoger bien quienes deben ser nuestros partners. Localizar qué otras empresas del territorio están en una sintonía parecida a la nuestra, y crear conjuntamente paquetes turísticos, productos complementarios, eventos. Generar nuevas dinámicas de trabajo, convirtiéndonos en motores del territorio.
Séptimo: definir una estrategia de promoción conjunta entre administraciones públicas e iniciativas privadas. Marcar objetivos comunes que aprovechen la fuerza y las sinergias del grupo, para dinamizar proyectos de desarrollo integral del territorio.
Octavo: llegados a este momento, si no hay un responsable las acciones no tiran adelante. Por este motivo se ha de buscar un gestor que se encargue de la dirección del proyecto y de liderar las acciones de promo-comercialización. O si no es así, externalizar las tareas dándolas a una empresa que se encargue de realizarlas.
Noveno: buscar cuáles serán los canales de comercialización y los intermediarios que se encarguen de comunicar, distribuir y comercializar nuestros productos y servicios.
Decimo: trabajar de forma activa para que todos estos proyectos vayan a buen puerto.
Si todos trabajamos juntos el beneficio también ha de ser de todos.
Onceavo…. Se te ocurre algún paso a más?
Si yo gano, tu ganas: esta debe ser nuestra filosofía.
Durante todo este proceso, destinaremos tiempo, invertiremos recursos económicos y proyectaremos nuestras ilusiones. Por este motivo hemos de canalizar nuestro trabajo correctamente para que las acciones lleguen a buen puerto.