Muchas bodegas han entendido mal lo que es el enoturismo, y no me sorprendería que en un futuro se arrepientan de las decisiones que han tomado.
Es cierto, hoy he empezado el post de manera radical, pero cada día no dejo de sorprenderme con las decisiones que toman ciertos directivos de bodegas.
El mes pasado estuve como ponente en el Congreso de Soria Micológica, en donde pude compartir experiencias y conversaciones con todo el sector gastronómico y turístico de Castilla León. Durante los días del congreso se habló de la campaña publicitaria realizada por la Ruta del vino de Ribera del Duero, Ribérate, y de su fuerte presencia en los medios. Cual fue mi sorpresa cuando al hablar de enoturismo con los propietarios y los cocineros de los mejores restaurantes de la comunidad, todos ellos me comunicaron su malestar. Y por qué, os preguntaréis…
Pues sus motivos tienen, ellos se quejaban que muchas de las grandes bodegas de Ribera del Duero que han apostado por el enoturismo han abierto en sus instalaciones hoteles y restaurantes, que organizan actividades propias de empresas de servicios turísticos. Y por si fuera poco, además algunos han abierto en sus instalaciones una tienda de vinos de venta directa al cliente final, donde no dejan escapar un visitante antes de que haya comprado una botella y haya vaciado todos sus datos en un folleto. Así lo tendrán fichado de por vida, y podrán seguir vendiéndole sus vinos.
¿De qué se quejan los restaurantes?:
1. Los restauradores y los hoteleros afirman que sus mejores clientes históricos siempre habían sido los bodegueros. Estos celebraban en sus salones las comidas de negocios, invitaban a sus distribuidores a sus clientes vips a sus restaurantes, y que en resumen vivían en simbiosis con ellos: unos se encargaban de hacer la comida, y a cambio los otros vendían sus vinos.
2. Podemos hablar de una eventual infidelidad de los clientes gourmets de la zona… Es natural, todos quieren conocer las nuevas propuestas, y como no, todos van a estrenar y a degustar las novedades del nuevo restaurante de la bodega.
3. Los restauradores señalan como sus segundos clientes objetivos a los turistas, pero día tras día estos desaparecen de sus salones. Actualmente la tendencia es visitar el restaurante de moda situado en la bodega, muchos de ellos apadrinados por reconocidos chefs a nivel mundial.
4. Para finalizar la lista de cabreos estaba el tema eventos, muchas veces el marco que puede ofrecer una bodega no es el mismo que ofrece un restaurante, hasta ahora las bodegas organizaban eventos en sus instalaciones pero el catering lo encargaban a los diferentes restaurantes o empresas de la zona, pero ahora estas bodegas con cocina propia las cosas han cambiado.
Si a estos tiempos compulsos donde las visitas a los restaurantes se han alargado en el tiempo y en la factura, se le añade una nueva competencia con valores añadidos, la situación que esta pasando la alta restauración no debe ser fácil.
Me gustaría hacer reflexionar a las bodegas si han calculado si les sale rentable gestionar un restaurante en sus instalaciones.
Si han pensado que esta decisión les puede salir muy cara, cuantos la restauración deje de comprar su producto y deje de recomendar sus vinos.
El enoturismo es un puzle formado por los diferentes actores del territorio. Cada agente es una pieza indispensable y entre todos forman el territorio con los elementos identitarios que esto representa.
Trabajar conjuntamente es la clave del éxito, no me cansaré de decirlo, las cruzadas a nivel individual quizás en un principio sepan a gloria pero con el tiempo seguro que amargan.
Como decía mi abuelo: Zapatero a tus zapatos.
Hola Carles,
Me parece muy interesante tu artículo, y el tema lo hemos comentado muchas veces en mi entorno. No es lo mismo hacer enoturismo, del que soy practicante inagotable, y conocer las zonas vinícolas- bodegas, pueblos, tascas,…- que hacer de las bodegas "un todo incluido". Muchas veces tienes esa sensación de que sin comprar, dejar datos o comer no saldrás vivo de la experiencia enológica…
Creo que, además, muchas veces las bodegas intentan abarcar demasiado y lo que dejan es una peor percepción de la visita en general.
Un saludo,
@evazzm
http://www.deladrillosybotellas.blogspot.com
Todos los que trabajamos en marketing en el sector vinícola, hablamos de que hemos de hacer para crear complicidades con el cliente, Hablamos de que el enoturismo nos permite tener una relación directa con el consumidor. Pero resulta que el enoturismo mal entendido nos lleva a convertir nuestra bodega en: un hotel, un restaurante, en salones de catering, en bares de copas, en vinotecas, en tiendas de souvenirs, en empresa de servicios turísticos y un sin fin de actividades más. Con la filosofía: -Yo me lo guiso y yo me lo como, no conseguiremos nada. Quizás buscando el cliente turista, nos cerraremos las puertas del sector horeca y de los otros agentes del territorio.