¿Por qué el restaurador tradicional está descontento?
Hoy me he reunido con un grupo de restauradores con los que estoy trabajando. Estamos dinamizando su población, para posicionar la como un destino gastronómico.
Orden del día: balance de la temporada y repercusión de las acciones que hasta ahora hemos dinamizado.
La respuesta: No estamos contentos:
1. No estamos contentos porque los clientes no gastan, vienen cinco y piden tres platos- el récord de este verano ha sido una mesa de cuatro: han tomado tres raciones de patatas bravas, una de chocos y una botella de agua grande.
2.No estamos contentos con el personal, siempre te dejan tirado el día más inoportuno – ayer no apareció un camarero, y un ayudante de cocina se cortó el dedo y no vino a trabajar
3. No estoy contento porque todo el mundo pide menú.
4. No estoy contento: porque piden un menú infantil para unos supuestos gigantescos niños.
5. No estoy contento porque todos vienen a la misma hora.
6. No estoy contento porque aun no han acabado las comidas ya se sientan extranjeros “guiris” a cenar.
7. No estoy contento porqué todo el trabajo se centra el fin de semana.
8. No estoy contento porqué todos piden arroces y no tengo suficientes fogones.
9. No estoy contento porque los clientes tienen problemas para aparcar sus coches en nuestra población.
10.No estoy contento porque desde que la gente no puede fumar en el restaurante no se venden ni cafés, ni copas.
11.No estoy contento porque los repartidores siempre llegan tarde.
12.No estoy contento porqué mis hijos no quieren seguir con el restaurante , no vale la pena tanto esfuerzo, total ¿para qué? …
A estos descontentos se le añade, la típica cancioncilla, tiempos pasados fueron mejores:
Los turistas no son como los de antes, antes los turistas sí que gastaban y tenían brillo.
• Antes la temporada duraba tres meses, actualmente apenas dura quince días de agosto y cuatro fines de semana más.
• Antes todo el mundo bebía vino y pedía copas al final de la comida, ahora con una botella de agua va que chuta.
• Antes los clientes sabían lo que pedían: diferenciaban un pescado fresco. Ahora no tienen paladar ( ¡pero yo les doy productos de cuarta o quinta gama!)
Cada vez entiendo menos a estos restauradores que se pasan la vida quejándose, y cada vez entiendo más a sus hijos que no quieren verse en un futuro tan gris como el que sus padres pintan a diario.
El mensaje que desprenden es: No estoy contento porqué el mundo evoluciona y yo me quedado anclado.
Y a vosotros, ¿Cómo os ha ido la última temporada?
Y si alguien está contento, ¡que lo diga, por favor!