Enogastrónomo: el “alma oculta” del evento

Adjunto la entrevista que la revista Expone, publicación especializada en turismo de negocio, hizo a Vinexus:

En primer lugar, ¿nos puede hablar de Vinexus ?

Vinexus es una consultoría, una agencia especializada en proyectos enogastronómicos y turísticos. Actualmente estamos desarrollado varias líneas de trabajo, todas relacionadas con la creación de productos, y el diseño de experiencias turísticas vinculadas con los recursos gastronómicos y enológicos. Y, finalmente, también llevamos a cabo el asesoramiento enogastronómico a empresas dedicadas al mundo MICE.

¿Con qué empresas/proyectos habéis trabajado?

Nosotros trabajamos básicamente en dos ámbitos. Por un lado actuamos con entidades públicas tales como Consorcios Turísticos, Rutas de vinos, y diversos departamentos de la Generalitat de Catalunya, para los cuales desarrollamos proyectos de formación, dinamización y promoción turística de productos enogastronómicos. El otro sector con el que trabajamos es el de las empresas, colaboramos en temas de asesoramiento y comercialización con agencias de viajes, organizadores de eventos, bodegas y diversas empresas agroalimentarias…/

La figura del consultor o asesor enogastronómico ¿cómo se asocia al mundo de los eventos?
El asesor enogastronómico tiene dos finalidades en el mundo de los eventos.
Su primer perfil es el de creador de producto, es decir la persona capaz de dinamizar nuevas experiencias vinculadas con el mundo enogastronómico.

Su segunda función es la de supervisar y coordinar todas las acciones del evento vinculadas con enogastronomía, con la finalidad de que el evento en global esté equilibrado y esté todo debidamente complementado. Por ejemplo es él quien ha de pensar en que no podemos hacer todas las comidas del evento hipercalóricas y nada equilibradas. El asesor enogastronómico es también la persona encargada de pensar en la representación de los productos autóctonos o identitarios de la zona en las comidas de empresa, el que ha de encontrar un equilibrio entre la cocina tradicional autóctona con una cocina más experimental de autor. Y, por supuesto, es él quien se encarga de la supervisión del maridaje de los vinos.
En definitiva, un asesor enogastronómico es, como el director de orquesta, quien guía a todos los instrumentos enogastronómicos del evento, y les da la entrada en el momento oportuno, es el que diseña toda la gastronomía del evento.

¿Es conocida vuestra labor?
No, nuestra labor no es para nada conocida. De hecho, nosotros iniciamos nuestra línea de actuación a partir de situaciones concretas, de eventos a los cuales fuimos llamados para solucionar problemas vinculados con temas enogastronómicos de ultima hora. Fue en este momento cuando sentimos la demanda de la figura del asesor enogastronómico como alma oculta de cualquier acontecimiento que incluya gastronomía en su programa.

¿Nos podría poner algún ejemplo de evento en el que hayáis trabajado?

Hemos creado productos para eventos con el eje central de la gastronomía y el vino. En el Penedès por ejemplo y en combinación con una empresa que tenía que presentar un producto a prescriptores de viajes, hilvanamos todo un evento de descubrimiento del territorio y los productos de éste. Se trataba de conocer productos tradicionales des de las Cavas, a un obrador de chocolate, conocer el viñedo, el paisaje que acoge estos productos, conocer a las gentes del territorio, conocer una forma especial que define ese paisaje, una cultura, una forma de ser…. Y rematar ese recorrido en la experiencia de la mesa, del maridaje etc.
Por supuesto si visitas una bodega, varios artesanos gastronómicos y además haces una comida de maridaje tienes que buscar un equilibrio, calórico por un lado pero también de complementariedad y de variedad, que te permita hacer un recorrido amplio por la gastronomía y el vino, sin saturar a nadie.

Otra función del asesor gastronómico es la de supervisar dietas especiales, dietas vinculadas a temas de salud tipo diabéticos, celíacos, alérgicos… Hasta las dietas especiales para colectivos sensibilizados en temas como vegetarianos, macrobióticos…
También hay que tener en cuenta las dietas de colectivos religiosos como dieta Kosher o Halal .
Tener controlados todos estos detalles, y dar solución a estas necesidades son la clave del éxito de nuestro evento.

¿Qué cualidades debe tener un buen asesor de vuestra especialidad?
Las cualidades principales que debe tener un asesor gastronómico son cuatro:
Tener conocimiento del producto, la cocina y de enología, conocer el territorio y las
costumbres de donde se organiza el evento para dar el sello de autenticidad respecto a otro emplazamiento, tener recursos para dar soluciones rápidas ante cualquier necesidad, y ser creativo, innovador y detallista, pues estas cualidades son las que al final darán el valor añadido y diferencial de cualquier evento que se organice. Añadiría también que debemos conocer los mercados de los que proceden nuestros viajeros, conocer sus costumbres, sus hábitos, sus preferencias alimentarías… de esta forma diseñaremos productos que maridan bien con sus costumbres y será más sencillo asegurar el éxito del evento.

¿A qué handicaps os enfrentáis?
El principal handicap al que nos enfrentamos es que, actualmente, la nuestra, debido a su carácter innovador no es una labor reconocida. Para los organizadores de eventos, pagar un asesor es un suplemento del cual creen que se puede prescindir, y a veces tampoco saben cómo trasladar los costes, al cliente, en un mercado donde el precio es clave. Sin embargo, y ésta es la ventaja de la cual estamos disfrutando actualmente, existe una tendencia a la alza que apuesta por la creación de experiencias enogastronómicas – catas, maridajes, visitas a mercados, bodegas, cursos de cócteles y de cocina… – y aquí es donde nuestro protagonismo cobra una mayor relevancia.

¿Qué futuro prevé que tendrá esta labor profesional?
Creo que la gastronomía actualmente es una de las referencias principales para cualquier viaje o evento que se realice. Y esto a dos niveles, a nivel cultural, pues actualmente todos valoramos la gastronomía como un hecho cultural e identitario de primer orden, y a nivel práctico o de supervivencia, ya que cada día comemos como mínimo tres veces.
Crear nuevas experiencias vinculadas con los recursos agroalimentarios del territorio que se visita, con las bodegas, con la degustación, la cata o con el maridaje es una clave de éxito del evento que se organiza. Pero también conseguir un equilibrio dietético, elaborar y planificar los menús a medidas de las necesidades del momento, satisfacer las demandas de todos los asistentes, en un evento confluyen muchas expectativas demandas, y necesidades concretas que a menudo no son tenidas en cuenta. Y es que, no debemos olvidarlo, a los hombres, y mujeres, se les conquista por el estómago.

Carles Mera
Barcelona

Marketing Turístico, Vinexus Consulting

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