Todo turista necesita símbolos que identifiquen el destino que visita.
En anteriores post hemos hablado de la arquitectura como elemento clave del desarrollo enoturístico de un destino, hoy quiero hacer un especial hincapié en los símbolos del territorio y la comercialización de estos.
En anteriores post hemos hablado de la arquitectura como elemento clave del desarrollo enoturístico de un destino, hoy quiero hacer un especial hincapié en los símbolos del territorio y la comercialización de estos.
Este verano he estado ordenando fotografías, organizando los archivos de imágenes, y etiquetando cada fotografía de las que tenia perdidas en la memoria de mi ordenador.
Curiosamente, una de las etiquetas que he creado para ordenar mis fotos, ha sido merchandising, souvenirs, kitsch. Tengo decenas de fotografías de escaparates repletos de souvenirs, de cada ciudad, de cada país que he visitado, con atractivos símbolos representativos de cada destino. Torres Eiffels, Big Bens, torres de Pisa o estatuas de la Libertad ……
Cada uno de estos elementos nos remite a una ciudad, sin falta de nombrarla, forman parte de nuestra imagineria simbólica global.
Pensando, durante mi rutinaria ordenación de los recuerdos personales, analicé que pocos enodestinos tienen símbolos que identifiquen el territorio. Todos tenemos claro que los vinos son el máximo exponente de una denominación de origen, ¿Pero que símbolo define nuestro territorio enoturístico?
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- La industria turística ha asimilado estos elementos en el concepto integral de viaje, convirtiendo a estos símbolos en elementos de consumo
- Los turistas necesitan símbolos.
- La creación de estos símbolos hará que los visitantes asocien nuestra denominación de origen con los símbolos del territorio.
- Estos símbolos turísticos se convierten en nuestros mejores embajadores convirtiéndose en símbolos mercantiles.
- Los turistas compran experiencias, compran estos objetos como una manera de revivir recordar el destino, la experiencia vivida.
- A la misma vez estos símbolos se les atribuye un significado social, con todo un seguido de connotaciones creadas alrededor del destino.
Todos somos conscientes que los vinos son la representación de un territorio enoturístico, pero crear símbolos que refuercen la imagen del destino siempre es positivo. Estos elementos nos posicionarán en la mente del consumidor y nos diferenciarán de otros destinos enoturísticos.
Ya sabéis, a partir de ahora, pongámonos a pensar: ¿Que elemento puede representar nuestro destino enoturístico?.
Marketing Turístico, Vinexus Consulting
¡Revelación! ¡Soy una gastronómada y ni siquiera lo sabía! Me encanta que tengas un blog. Un abrazote familiar desde este lugar de la mancha (el lugar de la miel y la caldereta de cordero).
Muchas gracias Mariana, seguro que juntos disfrutaremos de tu sensibilidad y poesia y de estos terruños de viña y miel. Un abrazote fuerte tambien.